Fósil urbano

Hay algo fascinante en los escombros: la historia que susurra su silencio. Fragmentos de la ciudad despojados de su propósito, arrojados a la crudeza de la calle, pero aún llenos de memoria. Son el fósil urbano, vestigios de lo que fue, aguardando ser escuchados.

Tal vez debemos afinar los sentidos, dejarnos llevar por su peso y su rudeza, permitir que nos hablen en su lenguaje áspero. Y ahí, en medio de su densidad, entra el yeso: fluido, ligero, maleable. Una pausa en la rigidez, una nueva forma de mirar.

Que el diálogo entre el escombro y el yeso nos invite a redescubrir la belleza de lo descartado, a suspender por un instante la prisa cotidiana y dejarnos envolver por su poética inesperada.